La imprevisibilidad es una de las cosas que más amo del fútbol. Los medios llenan horas y horas de tertulias, foros y análisis previos a un partido de fútbol para adivinar, a ciencia cierta, quien se llevará el gato al agua. Por suerte, éste deporte al menos, no es una ciencia ni siempre ganan los teóricamente mejores.
En ésta Copa América Centenario ya ha habido un fallo de previsión entre los analistas deportivos. Brasil, la pentacampeona del mundo, la 8 veces ganadora de éste torneo, no ha conseguido pasar de la fase de grupos. Emparejada con Perú, Haití y Ecuador quedó tercera y, por lo tanto, eliminada. Un fracaso para uno de los mejores equipos del mundo.
Brasil siempre ha dado al mundo del fútbol jugadores muy buenos durante muchos años. Algunos consagrados estrellas y otros no tanto pero no por ello menos buenos. Hoy quería hablar de Jonas Gonçalves, un discreto delantero que llegó al Valencia hace unos años como un completo desconocido. Una apuesta por un delantero que nadie conocía pero que lo daba todo en cada partido y que acabó siendo uno de los fichajes más rentables de los últimos años (creo recordar que costó algo más de 1 millón de euros, una ganga con los precios que se manejan actualmente). Por cuestiones de planificación deportiva, se fue al Benfica en donde ha seguido marcando goles llegando a pelear por la bota de oro. Un crack discreto, si se le podría llamar así.
Pese a formar parte de la selección en este torneo, se ha marchado a casa antes de lo previsto por mucha gente. En estos momentos me viene a la mente esa canción que sonó de boca de Maradona en el pasado Mundial: "¡Brasil, decime que se siente...!".
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